jueves, 31 de marzo de 2011

Vendiendo juegos (ahora también en 3D) (4ª parte y final)

Otro día mas llega a su anochecer, y me pilla disfrutando de una tarde tranquila frente a mis escritos, disfrutando de todo un elenco variadito de música: desde música tradicional irlandesa hasta pop rock, pasando por el mismísimo Manolo Escobar ("no me gusta que a los toroooos, te pongas la minifaldaaaa"). Ecléctica la cosa, si señor. Y vamos con lo que nos interesa, que es la siguiente parte de mi aventurilla laboral. ¡Que la disfrutéis!

Lo dicho, lo redicho, y lo resumido. Había sido un día de mierda: mucho curro, muchos problemas, mucha gente y mucho dinero en caja (hay que ver lo que jode, a veces, contar billetes que no te pertenecen. Menudo pastizal había allí liado). Pero gracias a los dioses, la odisea del lanzamiento de la 3DS tocaba a su fin, y se notaba en las caras de todos los empleados.
Junto a mí, César tarareaba por lo bajo una de las últimas composiciones de su grupo, mientras Javi y Bea estuchaban juegos.
- Bueno, queridos compañeros, al fin se acabó- informé dirigiéndome hacia la puerta, donde para mi sorpresa hallé a un último par de clientes que querían entrar a comprar algo- Está cerrado- comuniqué señalándome el reloj, donde se marcaban las diez menos cinco de la noche. Como no, después de un ajetreado día de paseo por Madrid, no había mejor momento que venir a la tienda en cuanto acabábamos de cerrar.
- Sólo queremos mirar una cosa- me dijo el chico.
- Y yo solo quiero mirar mi cena en el plato y mi cama- le respondí frunciendo el ceño.
Se trataba de una parejita. La típica situación que había visto en infinidad de ocasiones: parejita de novios que van a comprar ropa para ella y después de una interminable tarde de probadores y trapitos, el chico por fin obtiene el consentimiento para ir a ver juegos. Casi sentía lástima por el chaval. Casi. Pero mi duro corazón de dependiente hastiado no sentía ni padecía más a aquellas horas.
Para mi sorpresa, el destino es a veces caprichoso. Bueno, éso y que de vez en cuando te toca soportar la traición de algún compañero. Mi rostro reflejó la sorpresa cuando se abrieron de nuevo las puertas automáticas, permitiéndoles la entrada a nuestro sancta santórum.
- Cinco minutos, chicos- informó César con la mano en la llave de apertura.
Seguí a la parejita al interior de la tienda, haciéndole señas a César de estrangulamiento, cortadura de cabeza y demás muertes harto agradables. No había que ser muy inteligente para saber interpretarlas, desde luego.
- Tío, ¿¡pero qué haces!?- le pregunté, mirándolo con el ceño fruncido- ¿Es que no tienes ganas de acabar ya el día, que tenemos que aguantar a más clientes?
- ¿Tú has visto lo buena que está la chica? Nunca viene mal alegrarse la vista después de una dura jornada laboral- replicó mi rubio compañero, contando caja. Indudablemente, como nos pasa a todos los tíos, mis ojos se detuvieron en la chica para corroborar la apreciación de mi compañero. Botas altas de cuero, faldita de cuadros, blusita semiabierta, luciendo generoso escote...
- Se te van a salir las bolillas de los ojos, Fran- me informó Javi dándome una fuerte palmada entre los omóplatos que casi tira mis gafas al suelo. Sutilezas entre compañeros, las justas.
- ¡Estucha y calla, melón!- le ordené, sacando a relucir la faceta de rey sin corona que se me ponía a veces, alejándome de aquella obviedad que me había resaltado. Una de las ventajas de la veteranía es el poder. Es como el típico soldado que ha sobrevivido a varias batallas y, a pesar de no subir de rango, todos obedecen y respetan... la mayoría de las veces, claro.
- Bea, tu que impones más, ve a decirles que se larguen a tomar por saco- le dije a mi compañera, que como siempre iba ataviada de cintura para abajo con su faldita y sus medias góticas, y aquellas botazas de puntera metálica tan glamourosas.
- ¿Con ésas mismas palabras?- me contestó enarcando una ceja. Mi rostro le dió toda la respuesta que necesitaba- ¿Y qué es eso de que yo impongo más?
- Hombre, eres heavy, o gótica... o lo que quiera que seas.
- Llámalo inclasificable- añadió César, comenzando a entonar una famosa cancioncilla que se había inventado en honor a nuestra compañera- "Bea es una gótica, no es una emoooo, sale de día, pero se viste de negroooo...."
- Dios, mátame ya...- supliqué alzando la mirada, viendo como la parejita se acercaba con una Playstation 3, unos cuantos juegos de segunda mano, un cable de alta definición... en fin, una última venta ligerita, así, para acabar con un redoble de tambor el día.

Al cabo de casi un cuarto de hora, los clientes se habían marchado y podíamos cerrar por fin la tienda. Una caja perfectamente abusiva, éso sí, y más dinero para los jefazos de "Jugón center", allí donde estuvieran. Me venía a la vente el típico multimillonario, sentado en un sillón de orejas con su copa de coñac, mirando tranquilamente el fuego de su chimenea mientras pensaba en cómo una multitud de escla... de afortunados trabajadores amasaban un dineral para él.
- Bueno, pues se acabó- comentó Bea saliendo del almacén, pillándome "in fraganti"- ¿Pero qué haces?
- ¿Yo? ¿Qué?- contesté procurando ocultar la abultada caja de la 3DS bajo el mostrador- Nada- le puse mi mejor sonrisa de inocencia, virtud, castidad... seamos sinceros, no me salió del todo bien. Nunca he sabido disimular. ¡Pero si hasta silbaba cuando intentaba escamotear de niño un pastel de la alacena de mi abuela! Normal que me pillaran.
- Tanto quejarte de la venta de la consola y, al final, te compras tu una ¿no? Si es que no se puede ser tan friki- rió, la listilla.
- Bueno, no hablemos tan alto que me se de una que lleva en su mochila el librito de Naruto. A ver que va a pasar- respondí intentando juntar los trozos de mi malherido orgullo mientras terminaba de comprarme una nueva y flamante 3DS azul. Si, me había quejado y maldecido durante todo el día, pero al final yo tambien había caído en las garras del consumismo. Que le voy a hacer, si soy nintendero y friki a muerte, ¿no dicen que admitirlo es el primer paso? Y si no, ¡que se jodan! Al menos tengo una 3DS en el bolsillo ¡yuhuuuuu!
- Venga, par de dos. Dejad de hacer manitas y vámonos- apremió César mientras usaba el reverso de un CD como espejo para repeinarse. A saber con quien había quedado, el golfainas.
- Mas quisiera Fran que hiciéramos manitas. Como mucho las hace con su 3DS- Bea me sacó la lengua, en una mueca burlesca. Que encanto de chica... Maldita chivata.Ya te pillaré mañana, ya. Me se de una que se va a colocar las cestas de juegos seminuevos por orden de precio unas cuantas veces a lo largo del día.
Finalmente, salíamos por la puerta, y activada ya la alarma me dispuse a cerrar, cuando Javi dijo una gran frase que se me quedó grabada el resto de la noche.
- ¡Hey, que me olvido mi libro de Malus Darkblade!- exclamó volviendo a entrar en la tienda.
- ¡Javi, no!- avisé, demasiado tarde. Es como cuando en ésas películas bélicas el compañero avisa a su amigo de que no corra, justo en dirección a una mina que lo hace saltar por los aires. Solo que lo único que saltó fue la puñetera alarma.
¿Habéis oído alguna vez a un bebé cuando se pone borrico en el metro o el autobús mientras tú intentas leer o hacer otra cosa que requiera de tu atención? Ahora imaginaos unos trillizos berreantes, unos padres que pasan de ellos por lo cansados que están (lógico, por otra parte), añadirle un poco de reaggeton proveniente de unos amables chavales y sus móviles última generación y, ¿por qué no? los ladridos histéricos de algún adorable perrillo-patada (véase, subgénero canino que puede lanzarse por los aires debido al impulso de un buen puntapié, por jodón). Pues éso sería, mas o menos, el equivalente del sonido de la alarma de la tienda, para que os hagáis una idea.
- ¡Me cago en todo!- exclamé tapándome los oídos mientras me dirigía al panel de control para, introduciendo mi código, apagarla.
- Lo siento- comentó, contrito, Javi, con su libro en las manos- Es que si no, me aburro en el viaje en metro.
- Ya hablaremos tú y yo- el sonido del teléfono interrumpió mi charla- Ya están los de la alarma llamando. ¡Menuda noche, joder, menuda noche!
Descolgué el teléfono y, al instante, me llegó la monótona voz de una operadora.
- Hola, buenas noches. ¿Es la tienda "Jugón center"? Acabamos de recibir aviso de que les ha saltado la alarma ¿va todo bien?- me encantó aquella pregunta. ¿De verdad si alguien entraba a la fuerza en la tienda para robar se creían que iban a coger el teléfono? "Pues sí, va de puta madre. Menudo pastón nos estamos agenciando, así como quien no quiere la cosa"
- Sí, falsa alarma. Ha saltado antes de tiempo, perdonen las molestias.
- ¿Puede decirme la palabra secreta?- admito que se me ocurrieron muchas respuestas, pero aquella no estaba ni remótamente entre ellas.
- ¿Cómo? ¿La palabra secreta?- mi cara debía de ser todo un poema, a juzgar por el descojone de mis compañeros. ¿Qué palabra secreta? ¿Me estaba tomando el pelo?
- ¿Videojuego?- la lógica aplastante. Tenía que funcionar.
- No.
- ¿Perro? ¿Gato?- probemos con algo más simple. Lo clásico siempre triunfa.
- "One Piece". Seguro que es "One Piece"- ayudó Javi, sonriente. Y la cabra tira al monte, como no.
- "Heavy". Di "heavy", Fran- continuó el recochineo Bea. Pandilla de cabrones, ya me gustaría a mi verles en aquella tesitura.
- Prueba con "por favor"- añadió César, meándose de la risa.
- Ésa es la palabra mágica, mamonazo. ¿¡Y si te suelto dos hostias!?- le respondí liberando a la bestia que rugía dentro de mí.
- ¿Cómo dice?- se escandalizó la operadora.
- No era a usted. Mire, señorita. Soy un trabajador de la tienda, ha sido un día muy duro y mis compañeros y yo nos queremos ir a casa. ¿Por qué no llama mañana, cuando esté el jefe, y le pregunta la palabra secreta a él? Yo, francamente, no tengo ni idea.
- Está bien, mañana nos pondremos en contacto con su corresponsal. Que pasen una buena noche- accedió, milagrosamente, la operadora. Se ve que la mujer se había congraciado con otro currifichante como ella. Si en el fondo, todos estábamos en el mismo barco.
- No sabe cuanto se lo agradezco- colgué el teléfono, lanzándoles una furibunda mirada a mis compañeros. Al cabo, suspiré dejando salir el cabreo, sustituyéndolo por el cansancio- Anda, vámonos.
Activé de nuevo el código de la alarma y salimos, cerrando las puertas con llave. Afuera, el mal tiempo nos acompañaba con lluvia y frío mientras cerraba el portón de acceso a la tienda. Ni siquiera los cielos eran misericordes en aquél duro día de curro.
- Bien está lo que bien acaba, al menos- me cerré la cremallera del abrigo y, despidiéndome de mis compañeros, eché a andar hacia la parada del autobús.
Había sido un día agotador, lleno de visicitudes, de gente extraña, de cosas aún más extrañas, de videojuegos, nintendo 3DS, frikis, seminuevos y demás. Pero, al fin, había terminado. Y para celebrarlo pensaba consumir la poca batería que trajera de fábrica mi consola durante el viaje a mi casa ¡faltaría más! Puede que me hubiera estado quejando durante toda la jornada, pero al final siempre lograba sonreír satisfecho. Al menos tenía trabajo y unos compañeros geniales (casi siempre). Aquello era algo de agradecer.
Mi teléfono móvil me sacó de mi ensimismamiento, mientras hacía recuento de todo lo acontecido.
- Dime, César- saludé.
- Franchu, oye...- Malo. Si me llamaba así era porque quería pedirme algún favor. No fallaba. Era como cuando mi hermano me llamaba "chache"- ¿Puedes volver un momento a la tienda? Me he olvidado el paraguas, y con la que está cayendo...
Tras unos segundos de incómodo silencio, acompasado por el ritmo de la lluvia sobre mi cabeza, me giré y deshice el camino andado.
- Voy para allá- suspiré, guardando el teléfono. César me debería una, y bien gorda. Esperaba que al día siguiente se trajera dinero para invitarme a desayunar, como mínimo. Y allí que regresé de nuevo a mi trabajo, para abrir de nuevo, escuchar (seguramente) la alarma y a la operadora otra vez, para volver a cerrar y todo el resto del bucle. Decididamente, hay días en los que uno no debería levantarse de la cama. Pero, si no lo hiciéramos, la vida no sería tan interesante ¿verdad? ¿¡Verdad!? Por favor, decidme que sí...

Fin (ahora sí que sí, el final de verdad)

Aquí acaba la historia, después de muchos minutos delante del ordenador, muchas latas de coca-cola sobre mi escritorio y muchas risas echadas por vuestra parte (espero, por la cuenta que os trae) y la mía. Un poco exagerada, bien es cierto, pero ¿qué sería de nosotros sin el humor que nos ayuda a seguir adelante, día tras día?
¿Moraleja? ¿Tiene que tenerla? Supongo que sería algo así como que siempre, hasta de los peores momentos, sea en el trabajo, los estudios, la vida en general, se puede sacar algo bueno. Aunque sea una historia que contar... ¡¡y una 3DS en el bolsillo!! ¡¡Yeheeeeeei!! ¡¡Viciaco del bueno, bueno!!
Esperando que os guste, se despide hasta la próxima ocasión, el mismo que viste y calza. ¡¡Besos y abrazos en 3D para todos/as!!

martes, 29 de marzo de 2011

Vendiendo juegos (ahora también en 3D) (3ª parte)

Unos cuantos días de reposo para el que suscribe, que nunca vienen mal (y que, ligados al lanzamiento de la consolita de marras, son comprensibles). Me he dado cuenta, por enésima vez, que no sirvo para madrugar. Tampoco hablo de levantarme a la una o las dos del mediodía, pero si me levanto antes de las 9:30 o 10 de la mañana, no soy persona. Mas, lejos de querer hablar de mí, sigamos ésta apasionante aventura (que también habla sobre mí, la verdad sea dicha) y descubramos el porqué no hace falta llevar un fusil y meterte hasta el cuello en una trinchera para saber lo que es la guerra. ¡A las barricadas, compañeros!

Las puertas de la tienda se abrieron hacia los lados, dando paso a nuestro primer comprador de la mañana. El frikito, luciendo su habitual modelito de camiseta de Naruto y bandolera con chapas a modo de medallitas (es sorprendente que la gente sea tan ridícula de lucir semejante adorno... yo, al menos, procuro que no se me vean demasiado cuando estoy entre gente civilizada), se acercó al mostrador enseñándome su ticket de reserva como si de un boleto premiado de la lotería se tratase.
- ¿Qué? No me digas más ¿Quieres el "Imagina ser Amazona en competición", a que sí?- pregunté con un deje de sorna en la voz, cogiendo la reserva de sus manos.
- Sólo si es en 3D. Venga para acá esa pequeña- al menos el tipo parecía enrrollarse con las coñitas, lo cual en determinadas ocasiones suele ser algo malo. Si alimentas un fuego con más madera... bueno, ya sabéis, Nerón también tenía un gran sentido del humor, según dicen.
- De pequeña más bien poco, la verdad- comenté sacando la caja. Gracias a los dioses, los distribuidores habían tenido el buen juicio de poner el número de serie del mamotreto por fuera, ahorrándome tiempo y contacto con nintenderos de pro, entre los que me incluyo, obviamente.
- Si...- los ojos le brillaban de la emoción, casi con lujuria, mientras sus manos acariciaban el cartón- Los mejores 250 euros gastados de toda mi vida.
¡Y lo decía tan campante! Luego hablan de la crisis, el desempleo, todas ésas cosas que vendiendo juegos pocas veces notas. A veces tengo la impresión de que algunos clientes con tal de echarse un buen vicio, no necesitarían ni comer. Si algún día encuentran a alguien muerto de inanición con una 3DS sobre la cara sonriente, no sería precisamente una sorpresa para mí, la verdad sea dicha.
En fin, cogí la reserva, cobré el artículo, dinero, cambio, "¿desea el señor alguna funda? ¿protector de pantalla? ¿Sí, no, tal vez luego?" Tooooda la retahíla de cosas que, de costumbre, hacía saber (la robótica está dentro de todos nosotros, solo es cuestión de encontrar tu patrón de comportamiento y reiterarlo hasta el hastío), para finalmente embolsar el artículo y tendérselo con la mejor de mis sonrisas (bajo la cual estaba el mejor de mis deseos para que se fuera de allí, lógicamente) Pero ¿adivináis qué? Que el frikito no tenía suficiente con comprarla, que va, ¿para qué irte de la tienda cuando puedes estrenar la consola delante del dependiente, subrayando lo frikonen que eres?
- Vamos a probarla, que ya hay ganas- informó el individuo, por si sus intenciones se habían escapado a mi adormecida comprensión de los hechos.
- Ten cuidado, no se te vaya a caer y te lleves un disgusto antes de tiempo- le avisé con toda mi buena intención de que aquello, precisamente, fuera lo que pasase. Por tontolnabo.
- Bueno, si se me cae con que me la cambies, no pasa nada ¿no?- no sabía cuál de los dos había puesto más cara de troll, si él o yo.
Seguí atendiendo a la cola de gente que ya comenzaba a formarse, mientras mi compañero César saludaba, pasando al almacén a cambiarse. Al menos los refuerzos iban llegando. Era bonito morir en compañía, indudablemente. Entre cliente y cliente, algunos con sus flamantes 3DS nuevas, otros con juegos de segunda mano, algún que otro guiri perdido preguntando por el Museo del Prado (normal, tanta gente junta, debe de ser algo cultural. Es de cajón, joder. Lo que no saben es que aquí, en España, éso suele ser síntoma de cosas gratis. Animalicos), iba avanzando la mañana leeeentamente.
Cual no sería mi sorpresa al ver que el frikito que había comprado la consola en primer lugar, seguía allí. Había establecido su campamento base en un lateral de mi mostrador y se estaba echando una partidilla al Street Fighter que había comprado junto con la consola (¿el precio en sí no te parece suficientemente caro? ¡Increméntalo con otros 50 eurazos, hombre de Dios, no sea que luego te de insomnio!). Curiosamente, se le habían anexionado otros cuatro congéneres de su especie, entre los que había una mujer (para que luego digan que las tías que juegan a videojuegos están mas escondidas que la Atlántida).
Allí estaban, juntitos, creándose miis (para los no iniciados en la secta, un Mii es un monigote personalizable que puede usarse en la Wii y en la 3DS como avatar), intercambiando claves de amigo (una forma original de evitar una vida condenada al ostracismo) y comentando los mejores combos de éste juego, o las piruetas de éste otro, o que el ladrido del Bulldog Francés era mejor que el del Caniche (¿para qué comprar un perro de verdad? Si Miyamoto nos ofrece en bandeja bichos virtuales. Para que luego os quejéis de los Tamagotchi o los Furby. Al menos aquellos últimos, si te daban por saco, les quitabas las pilas y fuera).
Me sentía como Dian Fossey, observando, catalogando la especie y sus costumbres. Pude comprobar que la mujer era la que llevaba la voz cantante del grupo, tendiendo los demás a formar un círculo cerrado en torno a ella, como protegiéndola de intrusos. Constantemente la alababan por cualquier chorrada ("¡Ahí va, tu perrito ha estornudado, que mono! Éso es porque está pensando en tí" "Que Mii más mona tienes, yo no consigo que los míos me queden bien" ¿¡Os dáis cuenta de que estáis hablando de conjuntos de datos!? ¿¡La va a invitar alguno a tomar algo o a lo máximo que vais a llegar es a regalarle un puto bote de champú para el perro de los huevos!?). En fin, todo un espectáculo que llegó a su fin cuando, en un impresionante efecto dominó, las lucecitas de las consolas parpadearon en rojo, anunciando que les restaba poca batería (o poca dignidad, sabiéndose en manos de semejantes elementos, lo mismo da).
- No, no tenemos enchufes- respondí a las suplicantes miradas del grupito. Cabizbajos, se marcharon de la tienda dejándonos seguir a los demás con nuestra vida diaria.
- Parece que la mañana va fuertecita ¿eh?- comentó César, atendiendo a la décima tía buena de la mañana. ¿Por qué sería que a mi me tocaban los frikonen y a él las mujeres de buen ver? El muy cabroncete tenía ya cogido el ritmillo de la cola y sabía demorarse lo justo para ir saltando de una tía buena a la siguiente. Como en la Oca, pero en vez de dados, tirando tejos.
- Mas fuerte para algunos que para otros, parece ser- comenté mientras cogía el enésimo cupón de reserva de la 3DS de manos de un ansioso cliente- De todas formas, cada consola vendida es una consola menos en la tienda- triste consuelo, pero cierto.
No fue antes terminar mi reflexión cuando, por la puerta, apareció el siempre diligente transportista cargado con multitud de cajas. En el lateral, lucían con un aura malévola las siglas "Nintendo". Más munición que quemara los bolsillos y las carteras de los clientes en aquella fresca mañana de Marzo.
- ¿Decías?- preguntó mi compañero, enarcando una ceja, mientras Javier procedía a guardar la mercancía en el almacén. Con una suave sonrisa, prosiguió atendiendo a la siguiente chica de la cola- Hola, buenos días ¿en qué puedo ayudarte?
- Quiero mi 3DS- me saludó a mí el siguiente cliente del día. Entre aquello, el lanzamiento, la gente entrando en la tienda, las cajas con más y más consolas, los protectores de pantalla, las fundas, los juegos, las reservas y los frikonen, sólo se me ocurría una alocución digna del momento.
- Mierda.

Continuará...

Y hasta aquí tó el pezcao vendío, ¡claro que zí! (como dicen en Sevilla, tierra ardiente de luz y calor). Mañana más y mejor, porque conmigo (a diferencia de con Wyoming) sí es posible. Buenas noches, noches, a todossss, todooosssss (¿soy el único que echa en falta las noticias del guiñol?)

viernes, 25 de marzo de 2011

Vendiendo juegos (ahora también en 3D) (2ª parte)

Otro día más y por fin es Vierneeeees ¡olé! Esta noche al cine y mañana día libre, que bien merecido lo tiene un alma cándida como yo. Para festejarlo, mis queridos y acérrimos seguidores, aquí continúo la tan apasionante historia que comencé ayer. Y recordad, cualquier cosa extraña que leáis, ya sabéis, como diría un master de D&D: lo hizo un brujo. Vamos allá.

Efectivamente, la tan ansiada portátil de Nintendo se acababa de poner a la venta. Analizando detenidamente la situación, nos encontrábamos Javi y yo a solas frente al peligro, el desastre, la hecatombe. Nada más favorable para demostrar mi valía paladinesca que afrontar aquello con la determinación que me caracteriza, sin dejarme amilanar en ningún momento. Asi que, tras hacer un gesto tranquilizador a mi camarada, cogí el teléfono e hice la llamada que cualquier persona cuerda efectuaría en mi lugar.

- ¿César? Si, soy Fran- saludé a mi otro compañero de la mañana, el cual tenía por costumbre llegar algunos minutos tarde- No, no hagas caso del ligero temblor en mi voz. Ayer pasé una mala noche. Oye... ¿estás de camino, verdad? ¿A que sí? ¿Eh? ¿¡A que sí!? ¿Yo, nervioso? ¡Que te he dicho que no, cojones, imaginaciones tuyas! ¿La 3DS? Ahí en el almacén. No, ningún problema- ante todo, cuando quieres reclutar a una nueva alma inocente para una masacre de semejante calibre, conviene no desmotivarle antes de tiempo- Sí, tranquilo que todo va como la seda. Ahora nos vemos, tío.
Bueno, reflexioné colgando el teléfono, al menos ahora éramos tres para comernos el marrón de la 3DS. Tres dimensiones, tres empleados, tres muertes cerebrales a lo largo de la mañana... sorprendente las coincidencias numéricas de la vida. No fue antes dejar de hablar con César cuando sonó el teléfono de nuevo. Preparándome un buen improperio, por si era el ufano de Ataúlfo para que le "felicitara" por su ayuda en el lanzamiento de la consola, descolgé el auricular.

- Jugón center, buenos días (para quien lo sean), le atiende Francisco.
- Hola, buenos días. Verás, es que acabo de recibir un mensaje de texto de tu tienda que no acabo de entender muy bien.
- Dime qué pone, a ver si te puedo echar una mano- aunque sea al cuello, pensé.
- "Tu Nintendo 3DS ya está disponible en la tienda donde la reservaste. Puedes pasar a recogerla en el plazo máximo de 5 días"- me leyó aquél alma cándida, palabra por palabra.
Tras unos tensos segundos de silencio en los que yo esperaba, contra todo pronóstico, que el cliente admitiera que me estaba tomando el pelo, me di cuenta de la terrible verdad. Aquél tío lo decía totalmente en serio.
- ¿Y, exactamente, donde está el problema?- pregunté, mas por seguir un orden correcto en la conversación, en lugar de mandarle a un lugar no muy bonito ni florido.
- ¿No se suponía que la 3DS salía el Viernes?
- Si, en efecto. Pero ya ha salido.
- Pero hoy es Miércoles- me informó el chaval. ¡¿No?! ¿De verdad? Y yo festejando el fin de semana... A veces tengo la impresión de que algunos clientes creen que en la tienda medimos el tiempo con un reloj de sol o algo así.
- Ya lo sé, pero ha salido antes a la venta- suspiré, haciendo acopio de toda mi paciencia. Job, a mi lado, un puñetero esquizofrénico hiperactivo.
- Entonces ¿ya puedo ir a recogerla?- insistió el susodicho.
- Así es, ya puedes recogerla- juro que casi podía escuchar el sonido chirriante de su oxidado cerebro trabajando.
- ¿Pero mi reserva, con mis puntos, y mi regalo promocional? ¿Puedo conseguirlo todo hoy?- regalo promocional, decía el amigo. Si llamas regalo a una funda cutre y unos cascos, el día que te regalen un juego habrá que ir llamando a una ambulancia para que te hagan la reanimación cardíaca. Los hay que se conforman con poco.
- Sí, en efecto. Todo.
- ¿Entonces puedo ir ya a comprarla, verdad?- ¿¡Pero qué coño no le había quedado claro de aquella intrascendente conversación!? ¿Por qué un cliente tan pronto insistía en que se adelantara la fecha de lanzamiento y el siguiente no podía creérselo? ¿Por qué la naturaleza nos pone a todos cavidad craneal, si en algunos casos lo máximo que hace es eco? Viende que no dábamos mas que vueltas en círculo, opté por una solución pacífica al conflicto antes de hacerme viejo.
- Espera un momento... ¿estamos hablando de la 3DS, no? Ésa consola de Nintendo, en tres dimensiones, sin gafas, que tenía la fecha el día 25, Viernes, de éste mes. ¿Verdad? ¿Ésa 3DS, no?- pregunté poniendo mi mejor voz de atontado, lo cual a aquellas alturas de la conversación, no me costó demasiado.
- Sí, sí, ésa misma- parecía emocionado y todo, como si finalmente su cerebro aletargado estuviera llegando a una conclusión.
- Pues no. Debe de haber habido algún error informático, cuanto lo siento. La fecha de lanzamiento se mantiene al Viernes- contesté sonriendo de oreja a oreja, viniéndome a la mente el famoso gesto del gato de Chesire.
- Oh, vaya- la decepción era evidente. Casi me dió un orgasmo del gusto que sentí- ¿Entonces no puedo ir a comprarla hoy?- ¡No te jode, el tío! ¡Ahora sí que entiendes el castellano! ¿Eh, cabrón? Necesitaba darle el golpe de gracia antes de que mis neuronas optaran por el sucidio colectivo.
- ¿Perdón? ¿Oye, estás ahí?
- Si, decía que si al final no puedo comprar hoy la...
- ¿Oye? ¡No te oigo! ¿Sigues ahí, colega? ¡Hey!- tras lo cual mi mano descendió con el auricular, colgando el teléfono con fuerza.
- Joder, Fran, ¿y ésa cara de mala ostia?- preguntó, asustado, mi compañero Javi mientras cargaba con las 3DS desde el almacén hasta detrás del mostrador, preparándose para la que se nos venía encima.
- Nada, tío- comenté, agachándome junto al teléfono. Encontrando el cable de conexión, lo desenchufé justo cuando empezaba a sonar de nuevo- Creo que la compañía telefónica debe de tener problemas técnicos. No sé porqué, pero me parece que no vamos a recibir ni una sola llamada en toooooda la mañana. Y justo en el lanzamiento de la 3DS. Una verdadera lástima, la verdad.

Continuará...

Por hoy ya está bien, que os enviciáis demasiado, mis queridos "devoraletras". Mañana otra entrega de la saga que, pronto, desbancará al mismísmo Edward Cullen y su pandilla de gusiluces oligofrénicos. ¡Adieu!

jueves, 24 de marzo de 2011

Vendiendo juegos (ahora también en 3D) (1ª parte)

Buenas y nubladas tardes, queridos lectores. Hoy, para cambiar un poco el término con el que he iniciado mi blog, procederé a darle un toque algo más humorístico. ¿Y qué mejor humor que el que nos presenta la propia vida en el día a día? Desde el estudiante hasta el jefe de empresa, el panadero al presidente del gobierno, todos tenemos anécdotas que contar. Y, como un servidor no iba a ser para menos, prepárate y abre tu mente para entrar en el fantástico y apasionante mundo del... ¡¡Vendedor de videojuegooooos!! Con todos ustedes, un par de días de locura en los que me gustaria agradecer a Nintendo su nueva consola portátil (la mayoría de nombres, tiendas y demás han sido sustituídos por otros de igual o mayor envergadura, por si los moscones tocan los .... (y sigue así la rima)

La cosa empezó bien el Miércoles por la mañana. Me hallaba en mi puesto de trabajo revisando los correos del día anterior mientras mi compañero, Javier, abría la tienda, cuando, de repente, a las diez y un minuto (segundo más, segundo menos) suena el teléfono. "Ya estamos, la llamadita de la suerte. Hay gente que parece que, en lugar del consabido café y periódico, desayuna con el telefonazo a la tienda"- pienso mientras levantó el auricular y, con mi voz más amable, contesto.

- Jugón center, buenos días, le atiende Francisco.
- Hola, sí, buenas. Soy Ataúlfo Renato, no sé si te sonará mi nombre- se presenta, dubitativo, el individuo. ¿Ataúlfo Renato? ¿Ése tío que está llamando cada dos por tres para asegurarse de que no ha salido con anterioridad cualquier producto de Nintendo? ¿ Ése hombre que adquiere todas las novedades, ya sea un juego de "Imagina ser amazona de pulpos" como un nuevo lápiz táctil que si lo aprietas se ilumina de rojo, azul y blanco, a la par que te tararea "la Marsellesa"? ¡¿Ése personaje que no puede dormir bien si antes no nos ha quemado el teléfono a llamadas, alegando que en tal foro o cual página ha leído que un juego se ponía a la venta media hora antes de lo previsto y no puede desaprovechar ni un sólo minuto de su valioso tiempo esperando?!
- Me suena- decido optar por la solución pacífica al conflicto. Puede que no me haya tomado un donut, pero quiero mi día redondo como el del anuncio. Al menos hasta las diez y diez.
- Oye, mira. Era para saber si habéis puesto ya a la venta la Nintendo 3DS- consabida pregunta de rigor. Si me dieran cinco céntimos cada vez que oigo algo así, el top ten anual de la revista Forbes temblaría ante mi opulencia.
- Pues no, hasta el 25 nada de nada- me encanta dar buenas noticias, sobre todo si tengo el almacén a rebosar del producto solicitado, esperando acabar en las manos de los impacientes clientes- Es más, las tengo desde hace varios días en la tienda, pero hasta que no llegue el momento, tengo prohibido venderlas- Siguiendo el consejo de la peli Zombieland: "doble disparo para asegurarte de su muerte" (al menos anímica)- Pero no te preocupes, que a las diez de la mañana de dicho día estará esperándote aquí tu consola- una de cal y otra de arena. A ver si, con un poco de suerte, las temperaturas y la lluvia se mantienen hasta ése día.
- Ah, lo decía porque en la "Marmota Feliz" las están vendiendo a mansalva desde primera hora de la mañana- informa, ufano, el susodicho cliente. ¿Desde primera hora de la mañana? ¡¡Si sólo han pasado cuatro minutos!! Debemos tener una idea distinta del significado de "vender a mansalva" o semejante paradoja temporal haría pedazos el mismísimo condensador de fluzo.
- Bien está saberlo- respondo mordiéndome la lengua, a punto de mandar al cliente a comprar la consola a la "Marmota Feliz"- Pero aquí todavía no la hemos puesto a la venta. De todas formas ¿la tienes reservada?
- Hombre, pues claro. Si no, ya la habría comprado- ¡Ingénuo de mí, pobre mortal, que con palabras necias replicas a los dioses nintenderos! No caerá la breva de que la compres en otra tienda y dejes quieto el telefonito, no...
- En ése caso, si por lo que fuera se pone a la venta a lo largo de la mañana, recibirás el consabido mensaje de texto al móvil para que te pases a recogerla. Que pases un buen día- de momento, en 2D, y sólo el tiempo dirá si aumentas a una tercera dimensión. Lo siento, tío, otra vez será.

Para mi sorpresa, tras algunas llamadas más de varios clientes preguntando lo mismo (cayendo en un bucle infinito, rollo Bill Murray en su día de la marmota), recibo un correo en el que se nos informa de que el cuarto sello del Apocalipsis ha sido abierto.
- Javi, tío, ve preparándote- le digo a mi compañero mientras releo el mensaje un par de veces más. Es alucinante lo lento que es el cerebro humano para hacerse a la idea en determinadas ocasiones.
- ¿Por? No me asustes, Fran, que es muy temprano.
- Ojalá fuera broma, créeme- le respondo mientras comienzo a mentalizarme. Casi puedo notar los temblores de impacto en los charcos de lluvia de la calle, como el trueno que precede a la tempestad- La 3DS se acaba de poner a la venta.

Continuará...

Y, con ésto y un bizcocho, por hoy ya está bien. Mañana seguiré con ésta apasionante historia de sexo, traición, intriga, más sexo, consolas, 3D, sexo múltiple, sangre, vísceras, casquerías varias y... ¿he dicho ya sexo? Un saludo, nenes, y sed buenos (o, en la medida de lo posible, aceptables)

martes, 22 de marzo de 2011

Y el mundo sigue girando

"Se había levantado temprano, como de costumbre. En una sociedad como la suya no se toleraba el holgazanear hasta tarde. ¿Un vago más? ¿Deshonrar la memoria de aquellos que habían levantado todo aquello, de sus ancestros? Ni pensarlo.
Como uno más, se unió a la multitud que abarrotaba las afueras de su hogar, cada uno con una idea en mente, pero todos siguiendo la misma senda. El camino del progreso, de darlo todo por su hogar, por su nación. Habían pasado por momentos difíciles, si, pero siempre habían logrado recuperarse. Cada vez que se levantaban, lo hacían con fuerzas renovadas, dispuestos a comerse el mundo, a sobresalir por encima de los demás, a dejar bien grabada su huella en la historia.
Como todas las mañanas, tenía que abrirse camino entre la aglomeración, dispuesto a cumplir con su tarea. Debía dar ejemplo a sus descendientes, hacerles ver que con esfuerzo, trabajo duro y perseverancia todo se podía alcanzar. Allí, junto a sus iguales, se sentía en la cima del mundo, mientras el suave sol de la mañana les daba la bienvenida a un nuevo día. Un día lleno de ruido, de pasos y roces, de apretarse contra sus congéneres, pero también de nuevas expectativas, de horizontes por alcanzar y metas por conseguir. De ayudar en la mejora de su nación.
De repente, una nube cubriendo el sol dió paso a la vibración que, bajo sus pies, iba en aumento. Como uno sólo, alzaron la mirada para comprobar cómo su mundo se venía abajo sobre sus cabezas. La multitud corría, dispersándose, empujándose los unos a los otros y, aún así, siguiendo un orden establecido, un camino en medio de aquél caos. En torno a ellos, sus hogares, que tanto esfuerzo y tiempo habían costado levantar, se desmoronaban con una facilidad pasmosa, dejando atrapados bajo los escombros a centenares de sus iguales.
Debía salir de aquél infierno, encontrar un lugar donde guarecerse hasta que todo hubiera pasado. Con aquél único pensamiento en mente, sorteaba los cuerpos de camaradas sin vida. Podía conseguirlo, todo aquello sólo sería un mal sueño. Debía cerrar los ojos a tanta catástrofe, tanta desolación en derredor; si quería sobrevivir, debía endurecer su corazón. Y, a pesar de todo, no pudo desatender la muda súplica de una extraña semienterrada por lo que antes había sido un sólido muro. Se detuvo, en medio de aquél desorden, intentando ayudarla. Podía sentir su miedo, amargo y punzante, mientras quitaba los escombros sobre su abdomen. Lo conseguirían, la sacaría de allí y, juntos, encontrarían la manera de sobrevivir. Como siempre habían hecho.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el fuerte murmullo del agua. Una vez más, elevó su mirada a los cielos a tiempo de ver llegar la fatídica ola que rugía como un monstruo hambriento, engulléndolo todo a su paso: tierra, rocas, cuerpos sin vida... En un último esfuerzo, se aferró a su compañera exánime y, juntos, fueron arrastrados por aquella bestia elemental que reclamaba sus vidas. El propio impacto del muro acuático le hizo perder el sentido, mientras la vida se le escapaba burbuja a burbuja de su frágil cuerpo, zarandeado por la violencia del agua. Su último pensamiento fue para sus congéneres, sabedor de que muchos habrían sobrevivido y, tarde o temprano, levantarían su hogar una vez más.

- ¡Siiiii! ¡Cuidadooo, que llega el aguaaaa!- exclamó Daniel derramando su botella sobre el hormiguero, mientras su amigo Víctor pisoteaba a algunas de las supervivientes.
- ¡Victosaurus está fuera de control!- rugió el crío apisonando la tierra con sus deportivas, sintiéndose todo un conquistador.
- ¡¡Niños!!- llamó la madre de Daniel- ¡Dejad lo que estéis haciendo y venir a merendar!
- Jo, que rollo. Se acabó la diversión- murmuró Daniel mientras salía corriendo hacia su madre- ¡El último es idiota!
Las risas de ambos pequeños fueron lo último que se escuchó en aquél hormiguero destruído, en aquella batalla perdida contra una fuerza superior e incontrolable. Pasaría el tiempo, pero tarde o temprano las hormigas supervivientes levantarían su hogar una vez más. Como lo habían hecho sus antepasados, y los antepasados de éstos... Y es que, al final, el mundo sigue girando"

Dedicado a todos aquellos que han sufrido y sufren los desastres de Japón éstos días. Es ante dichas adversidades ineludibles cuando somos seres insignificantes frente al capricho de la naturaleza; y cuando debemos tender la mano a hermanos de un mismo mundo, ya sean de diferente cultura, religión o país, para ayudar en cuanto podamos. El tiempo sana todas las heridas y, al igual que las hormigas, tarde o temprano volveremos a levantarnos, mas fuertes que nunca.

Reflexiones de una tarde nublada

Es sorprendente como, a veces, un día que comienza como otro cualquiera puede trastocarse con el más mínimo gesto.
Como todas las mañanas, el móvil ha sonado a las ocho, sacándome de un apacible sueño, momento en el cual me he puesto en movimiento para ir a trabajar. Pese a no tener el mejor trabajo del mundo, tampoco tengo el peor. Tiene sus mas y sus menos, como en todos los aspectos de la vida, supongo. Lo importante, a mi juicio, es saber afrontarlos según te vayan viniendo. Tras una mañana, pues, normal y corriente, regreso a mi hogar, momento en el que me da por leer una red social que hacía mucho que no usaba.
Curioso. Un mensaje privado me aguardaba en mi carpeta de correo. Un simple mail electrónico de una ex novia, explayándose sobre varios temas de índole personal que, como buen caballero, no referiré aquí con detalle. Baste decir que, la idea general de todo ello, era que deseaba pasar página, olvidarse de cuanto hubo entre nosotros, haciéndome hincapié en que jamás la mencionase, que dejase que el tiempo la borrara como si de un fantasma de mi pasado se tratase, una quimera, una ilusión.
Servidor, pese a todo (todos cometemos equivocaciones, para bien o para mal, y a veces herimos a personas que no merecen tal lance) no acabo de entender porqué una relación de cordialidad, de cierta amistad y bonitos recuerdos, puede trucarse de un día para otro en una de olvido, de deseos de cerrar una historia para arrojarla al fondo del mar, a aguas oscuras y abisales.
Meditando sobre el asunto y sus palabras, tan sólo llego a la conclusión de que, si eso hace que la otra persona se sienta mejor y pueda avanzar en la vida, hay que saber aceptarlo. A veces duele sentirse como un fardo que frena el camino de los demás, y tal es la sensación que en estos momentos me provocan esas palabras. Mas, con todo el pesar de mi corazón, si eso es lo que a ella, a la larga, puede hacerle feliz, he de saber aceptarlo y, cual penitencia por mis errores pasados en dicho asunto, sobrellevarlo con toda la entereza de la que soy capaz.
Lamentablemente, el tiempo acompaña a mi pésimo estado de humor en éstos momentos, y nubes grisáceas cubren los cielos, impidiendo que llegue la luz del sol. Como bien dije al principio, sorprende la forma en la que nuestro estado anímico puede variar tan radicalmente por un mero mensaje, una mera imagen, una noticia o unas palabras. Aunque ahora cueste imaginarlo, hay que tener siempre en cuenta que tras esas mismas nubes todavía reluce el sol, el cual, tarde o temprano, volverá a brillar en nuestras vidas.
Y hasta aquí la primera entrada de mi nuevo blog, escribiendo, a modo de liberación, mis pensamientos. Quizás ayuden a alguien que se sienta en la misma tesitura y, de ser así, es todo cuanto podría desear.