Lunes
Todo comienza como una semana normal, pero con un toque distinto. Al fin y al cabo, es mi última semana de curro antes de mis vacaciones de Navidad (sí, ya sé que estamos en Abril, pero es lo que tiene irse el último de toda la plantilla a disfrutarlas). De repente se presenta mi jefe, Raúl, en la tienda, cosa curiosa dado que a él le tocaba hacer el turno de la tarde. La explicación era que su novia se había llevado sus llaves de casa y, al regresar él de dejar a los críos en el colegio, se encontró con que no podía entrar. Total, que allí que se va a echarnos una mano y a hacer horas extra (que llego a ser yo el que se encuentra en su misma tesitura, y me falta tiempo para ir a leer cómics a la Fnac, o a dar una vuelta, o acloparme en casa de algún colega o a echar de comer a las palomas en el Retiro. Vamos, todo con tal de no currar más horas de las que me tocan). Una buena mañana entre charlas sobre Geralt de Rivia, zombies, series y frikismo, hasta que llega la hora de comer y nos vamos los dos a ponernos chatos al McDonalds de Gran Vía.

Con la panza llena, dejo a mi jefe en la tienda y me voy a Sol, donde había quedado con un compañero de la tienda, Jose David, que se trasladó a otra sucursal. Allí que le espero contemplando pasar grupos de estudiantes extranjeros de vacaciones, y durante casi una hora me entretengo dando vueltas. Finalmente, opto por llamarle, y descubro con horror como mi móvil me la ha vuelto a jugar. A pesar de tener la batería y la cobertura llenas, en apariencia, el muy cabrón estaba como "apagado o fuera de cobertura" durante todo el tiempo. Tiempo que, todo hay que decirlo, mi colega me estaba llamando. Finalmente, tras una hora de esperarnos mutuamente en la misma plaza de Sol sin vernos, nos vamos a dar una vuelta. A ver a los amigos al Otaku Center, frikear un poquillo y echar un ojo en unos Cash Converter cercanos para ver algún chollo videojueguil.
Tras ésto, lo acompaño hasta Callao, donde él se pira a su curso de doblador (como Bender Rodríguez, según él xD) y yo me voy a casa. El dia más normal de la semana, dentro de lo que cabe, que termina como otro cualquiera.
Martes
Cumpleaños de uno de mis mejores amigos, Paco. Vuelvo a casa del curro y me quedo traspuesto en el sofá, cayendo en el sopor de la siesta. ¡Maldición! Me levanto a las seis y al final no puedo quedar con él, hecho que le mosquea bastante. Pese a mi reiterado ofrecimiento de ir a su casa o adonde le apetezca, prefiere no ver a nadie para no pagar su cabreo con algún alma inocente. Y es que, al igual que yo (como me hizo ver mi colega Pedro), ambos somos de buenos, tontos, y a veces preferimos aislarnos de la gente con tal de no hacerle daño. Comerse los propios problemas, queridos amigos, es un grandísimo error (a pesar de que el que escribe más de una vez lo ha hecho), porque lo único que hacen es enquistarse y volverse peores.
Consejo: si tenéis alguna dificultad, por pequeña que os parezca, compartidla con la familia y amigos (ya que para éso están a veces ¿no?). Recibiréis otro punto de vista que os ayudará a solventarlo sin dejar que la bola se haga más grande. Mejor éso, creedme, que explotar al cabo de un tiempo. Total, paso la tarde algo rallado en casa, esperando poder quedar con Paco al día siguiente.
Miércoles
Quedo con Paco para comer en su casa. Hablamos la situación y, como siempre, lo arreglamos (es lo que tiene la amistad, que las cosas siempre acaban bien, snif... que me emociono... ^^). Le hago entrega de un par de juegos como regalo de cumpleaños (videojuegos, que elección más insospechada viniendo de mí ¿verdad? xD) y, tras comer viendo un capitulillo de One Piece en Boing, nos ponemos a ver Percy Jackson y el ladrón del rayo. Hay que decir que la peli la ví a

Qué tiempos aquellos en los que la vida era algo más fácil, cuando llegaba el fin de semana y te reunías con un grupo bastante grande de frikis para ir a Atlántica y a pasar la tarde en el césped de Plaza de España. Toda una serie de buenos recuerdos asaltaron mi mente de camino a casa, en el metro, deseando una parte de mí que aquellos día regresaran. Crecer, como todo, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.
Jueves
El día más inverosímil de todos. Quedo por la tarde con Becky, una amiga muy simpática y muy chiflada que conocí en navidades como clienta de la tienda. Al encontrarla en la plaza de Benavente, la hallo en compañía de un maromo que intentaba ligar con ella. Lástima haber llegado dos minutos tarde como para echarle una mano, pero es lo que tiene joderse un pie. Sí, habíes leído bien éste cambio tan drástico en la narración. Resulta que al meterme en la ducha dos horas antes de quedar con ella, me dí una buena hostieja en los dedos pequeños del pie derecho al entrar en la bañera, golpe que me costó una buena dosis de dolor y de cojera por lo que quedaba del día de ayer y el de hoy.


Tras la proyección, nos invitan a una copa en la sala Larios, donde nos tomamos una cerveza rápida. Aquello comenzabó a degenerar con cincuentonas bailando rollo BBC (Bodas, Bautizos y Comuniones) y, despidiéndome de mis acompañantes, me marcho a casa con un dolor ya insoportable de pie, pero contentísimo de la experiencia.
Como véis, amigos/as, una semana bastante movidita con todo tipo de eventos. No me puedo quejar, para nada que no. Y es que, a pesar de que parezca que tenemos toda la semana definida, no podemos asegurar donde vamos a acabar el día. La conclusión que os quiero hacer llegar es que la vida es imprevisible, y que está sujeta a todo tipo de cambios de última hora. No hay un guión, no hay un patrón que podamos seguir para acabar donde teníamos planeado. Cualquier detalle, cualquier paso que demos, por mínimo que sea, nos puede llevar a consecuencias harto interesantes. Algunas para peor, otras para mejor, pero unas vivencias que haremos nuestras, únicas, por el simple hecho de que las vivimos bajo el prisma de nuestra visión. Así que, ya sabéis camaradas: atesorad cada minuto de vuestra existencia y procurad sacar siempre de toda situación lo mejor. Ello os llevará a vivir aventuras irrepetibles.
Y sin más reflexión ni palabras por hoy, se despide el mismo que viste y calza, deseándoos que vuestra semana haya sido tan amena como la mía (y éso que todavía queda el finde, jajaja)
¡Hasta la próxima!
Buenas..., ¿podrías decirme qué corto era el de tu amiga y qué te parecieron el resto? Gracias
ResponderEliminarPor cierto, está feo sentarse en reservados, ¿eh? Y el cine autoral o denso también mola, que lo visto está ya visto, jeje.
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