miércoles, 13 de abril de 2011

"¡Vaya semanita!" o "Las aventuras de un friki venido a menos"

Buenas tardes, gente. Ya comienza a hacer mejor tiempo cada vez, con todas las delicias que ésto trae: el sol, la brisa primaveral, el olor de la flora, la escasez de ropa en las féminas... en fin, toda una sinfonía de placeres dignos de cualquiera. Y menuda semanita que llevo, por Onour bendito. Apenas si he parado quieto en casa, de ahí la ausencia de entradas en el blog. Así que, como medio de disculpa y para que entendáis a qué me refiero, procedo a relataros las vivencias que me han atrapado en una vorágine durante éstos días.

Lunes

Todo comienza como una semana normal, pero con un toque distinto. Al fin y al cabo, es mi última semana de curro antes de mis vacaciones de Navidad (sí, ya sé que estamos en Abril, pero es lo que tiene irse el último de toda la plantilla a disfrutarlas). De repente se presenta mi jefe, Raúl, en la tienda, cosa curiosa dado que a él le tocaba hacer el turno de la tarde. La explicación era que su novia se había llevado sus llaves de casa y, al regresar él de dejar a los críos en el colegio, se encontró con que no podía entrar. Total, que allí que se va a echarnos una mano y a hacer horas extra (que llego a ser yo el que se encuentra en su misma tesitura, y me falta tiempo para ir a leer cómics a la Fnac, o a dar una vuelta, o acloparme en casa de algún colega o a echar de comer a las palomas en el Retiro. Vamos, todo con tal de no currar más horas de las que me tocan). Una buena mañana entre charlas sobre Geralt de Rivia, zombies, series y frikismo, hasta que llega la hora de comer y nos vamos los dos a ponernos chatos al McDonalds de Gran Vía.
Descubro con sumo placer que llevo una tarjeta de descuentos para empresas, de uso ilimitado hasta final de año, la cual nos proporciona viandas a precios muy competitivos.
Con la panza llena, dejo a mi jefe en la tienda y me voy a Sol, donde había quedado con un compañero de la tienda, Jose David, que se trasladó a otra sucursal. Allí que le espero contemplando pasar grupos de estudiantes extranjeros de vacaciones, y durante casi una hora me entretengo dando vueltas. Finalmente, opto por llamarle, y descubro con horror como mi móvil me la ha vuelto a jugar. A pesar de tener la batería y la cobertura llenas, en apariencia, el muy cabrón estaba como "apagado o fuera de cobertura" durante todo el tiempo. Tiempo que, todo hay que decirlo, mi colega me estaba llamando. Finalmente, tras una hora de esperarnos mutuamente en la misma plaza de Sol sin vernos, nos vamos a dar una vuelta. A ver a los amigos al Otaku Center, frikear un poquillo y echar un ojo en unos Cash Converter cercanos para ver algún chollo videojueguil.
Tras ésto, lo acompaño hasta Callao, donde él se pira a su curso de doblador (como Bender Rodríguez, según él xD) y yo me voy a casa. El dia más normal de la semana, dentro de lo que cabe, que termina como otro cualquiera.

Martes

Cumpleaños de uno de mis mejores amigos, Paco. Vuelvo a casa del curro y me quedo traspuesto en el sofá, cayendo en el sopor de la siesta. ¡Maldición! Me levanto a las seis y al final no puedo quedar con él, hecho que le mosquea bastante. Pese a mi reiterado ofrecimiento de ir a su casa o adonde le apetezca, prefiere no ver a nadie para no pagar su cabreo con algún alma inocente. Y es que, al igual que yo (como me hizo ver mi colega Pedro), ambos somos de buenos, tontos, y a veces preferimos aislarnos de la gente con tal de no hacerle daño. Comerse los propios problemas, queridos amigos, es un grandísimo error (a pesar de que el que escribe más de una vez lo ha hecho), porque lo único que hacen es enquistarse y volverse peores.
Consejo: si tenéis alguna dificultad, por pequeña que os parezca, compartidla con la familia y amigos (ya que para éso están a veces ¿no?). Recibiréis otro punto de vista que os ayudará a solventarlo sin dejar que la bola se haga más grande. Mejor éso, creedme, que explotar al cabo de un tiempo. Total, paso la tarde algo rallado en casa, esperando poder quedar con Paco al día siguiente.

Miércoles

Quedo con Paco para comer en su casa. Hablamos la situación y, como siempre, lo arreglamos (es lo que tiene la amistad, que las cosas siempre acaban bien, snif... que me emociono... ^^). Le hago entrega de un par de juegos como regalo de cumpleaños (videojuegos, que elección más insospechada viniendo de mí ¿verdad? xD) y, tras comer viendo un capitulillo de One Piece en Boing, nos ponemos a ver Percy Jackson y el ladrón del rayo. Hay que decir que la peli la ví a tirones, ya que entre lo cómodo que es su sofá y que había madrugado más de lo recomendable, me quedaba dormido a ratos. Nos vamos a dar una vuelta, y acabamos en la calle Atocha, en la tienda Cex de juegos, pelis y demás cosas electrónicas de segunda mano. Allí nos encuentran un grupo de colegas frikis y, haciendo piña, nos vamos hacia Plaza de España tranquilamente. Reconozco que aquellos momentos me emocionaron, dado que me retraje a cierta época de mi vida en la que todos los Viernes y Sábados quedábamos para frikear juntos. Muchos de los que leéis éstas líneas sabréis a lo que me refiero. Y así, sin comerlo ni beberlo, hicimos una mini-kedada que terminó en el McDonalds de plaza de cubos, donde a modo de humorista, me dispuse a hacer reír a base de bien a mis acompañantes, con anécdotas del curro u ocurrencias de mi mente enferma y con demasiado tiempo libre. Tras ésto, nos despedimos y cada mochuelo a su olivo, que había sido un día largo.
Qué tiempos aquellos en los que la vida era algo más fácil, cuando llegaba el fin de semana y te reunías con un grupo bastante grande de frikis para ir a Atlántica y a pasar la tarde en el césped de Plaza de España. Toda una serie de buenos recuerdos asaltaron mi mente de camino a casa, en el metro, deseando una parte de mí que aquellos día regresaran. Crecer, como todo, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.

Jueves

El día más inverosímil de todos. Quedo por la tarde con Becky, una amiga muy simpática y muy chiflada que conocí en navidades como clienta de la tienda. Al encontrarla en la plaza de Benavente, la hallo en compañía de un maromo que intentaba ligar con ella. Lástima haber llegado dos minutos tarde como para echarle una mano, pero es lo que tiene joderse un pie. Sí, habíes leído bien éste cambio tan drástico en la narración. Resulta que al meterme en la ducha dos horas antes de quedar con ella, me dí una buena hostieja en los dedos pequeños del pie derecho al entrar en la bañera, golpe que me costó una buena dosis de dolor y de cojera por lo que quedaba del día de ayer y el de hoy.
Damos una vuelta a mi ritmo de "incapacitado" y decidimos merendar. Le propongo tomar una copa de zumo en el Vitaminas, encontrándolo cerrado. Subimos por Gran Vía hasta el otro Vitaminas y ¿adivináis qué? ¡Que también estaba cerrado! ¿¡Cómo puede cerrar un sitio tan genial y sano, joder!? Total, que hartos de subir y bajar sin sentido, acabamos en el Vips cenando, ya las horas que eran (que bueno está todo, por cierto, pero qué caro). La acompaño hasta Callao dado que ya se le hacía tarde para volver a casa, y en el cine Capitol nos encontramos una multitud de gente a las puertas. Pensando que sería algún estreno, no le damos mayor importancia y seguimos, momento en el que me encuentro con una amiga, Ánima, que me explica la movida. Se trataba de "Córtate", el primero de una serie de festivales de cortos mensuales. Curiosamente, su hermano había dirigido uno de los cinco cortos que se proyectaban ésa noche, y por éso estaba allí. Acompaño a Becky a Callao y, tomando una decisión de última hora, regreso junto a Ánima y me pillo una entrada por sólo dos euros. Entro junto a ella y unas amigas al lugar, y tras dar una vuelta viendo todo completo, nos sentamos en la zona VIP, en las butacas reservadas para los actores y los realizadores de los cortos. Y allí me tenéis, en compañía de personas como Álex de la Iglesia, Jose Luís Gil (Juan Cuesta en Aquí no hay quien viva), Javier Gutierrez (Sátur, el ayudante de Águila Roja) o Macarena Gómez (Lola en La que se avecina), entre otros. De todos los cortos, todo hay que decirlo, los mejores eran en los que salía Jose Luís Gil y el del hermano de mi amiga, que tenían su puntito de humor negro (y se entendían, que coño, que hay veces que un corto te deja la cabeza más loca de lo que ya la tenías).
Tras la proyección, nos invitan a una copa en la sala Larios, donde nos tomamos una cerveza rápida. Aquello comenzabó a degenerar con cincuentonas bailando rollo BBC (Bodas, Bautizos y Comuniones) y, despidiéndome de mis acompañantes, me marcho a casa con un dolor ya insoportable de pie, pero contentísimo de la experiencia.

Como véis, amigos/as, una semana bastante movidita con todo tipo de eventos. No me puedo quejar, para nada que no. Y es que, a pesar de que parezca que tenemos toda la semana definida, no podemos asegurar donde vamos a acabar el día. La conclusión que os quiero hacer llegar es que la vida es imprevisible, y que está sujeta a todo tipo de cambios de última hora. No hay un guión, no hay un patrón que podamos seguir para acabar donde teníamos planeado. Cualquier detalle, cualquier paso que demos, por mínimo que sea, nos puede llevar a consecuencias harto interesantes. Algunas para peor, otras para mejor, pero unas vivencias que haremos nuestras, únicas, por el simple hecho de que las vivimos bajo el prisma de nuestra visión. Así que, ya sabéis camaradas: atesorad cada minuto de vuestra existencia y procurad sacar siempre de toda situación lo mejor. Ello os llevará a vivir aventuras irrepetibles.

Y sin más reflexión ni palabras por hoy, se despide el mismo que viste y calza, deseándoos que vuestra semana haya sido tan amena como la mía (y éso que todavía queda el finde, jajaja)
¡Hasta la próxima!

2 comentarios:

  1. Buenas..., ¿podrías decirme qué corto era el de tu amiga y qué te parecieron el resto? Gracias

    ResponderEliminar
  2. Por cierto, está feo sentarse en reservados, ¿eh? Y el cine autoral o denso también mola, que lo visto está ya visto, jeje.

    ResponderEliminar